Con el tiempo se valorará como un elemento central de este cambio de época, cambio marcado por las tecnologías digitales, la democratización que su uso conlleva. El marketing no es ajeno a ese proceso y el impresionante desarrollo del marketing “inbound” es la mejor prueba.
Nuestros hábitos de ocio, información, consumo o trabajo están cambiando de una forma tan drástica que todavía cuesta calibrar con precisión cómo van a influir en el desarrollo de todos los ámbitos de nuestra vida a lo largo del siglo XXI. De momento hay ya algunos terrenos en los que las cosas no son como antes y en muchos sentidos –no en todos- para bien. Por ejemplo, la forma en que tenemos de informarnos de la actualidad. Los medios digitales y redes sociales están ganando terreno a pasos agigantados a unos medios convencionales -casi siempre terminales de las grandes corporaciones- que están sumidos en una crisis que pone en duda su supervivencia.
Quizás la principal característica del marketing “inbound”, aunque también la causa de la misma, es su adaptación a un proceso -todavía no concluido- que está transformando el papel del ciudadano. Estamos transitando de una condición de elemento pasivo, influenciable, casi cautivo de grandes intereses, intereses que en absoluto podíamos manejar o ni siquiera concebir, a un nuevo estatus en el que ejercemos con libertad la elección de productos y servicios con un abanico de posibilidades con el que no podíamos soñar hace solo unos años.
Hasta la aparición de estas tecnologías la capacidad de cada uno de nosotros para tomar decisiones sobre el consumo de productos o servicios relacionados con nuestro ocio, con la manera de informarnos o con nuestra vida familiar o profesional estaba condicionada desde el otro lado, desde la otra orilla. Era la oferta la que maneja a la demanda decidiendo apostar más o menos por un producto, poniendo a trabajar todos los medios clásicos para llevar a la demanda (es decir, a nosotros los ciudadanos) hasta donde se pretendía. Hoy gracias a un elemento que ha irrumpido como un tsunami en nuestro día a día, hablo de internet por supuesto, gracias a las redes sociales, gracias a unos dispositivos accesibles casi a todos los bolsillos, somos nosotros los que tomamos la iniciativa a la hora de comprar o viajar, de invertir o informarnos.
Y ahí aparece el “inbound marketing” como herramienta de la oferta para adaptarse a este nuevo planteamiento, a este nuevo escenario. El marketing “entrante”, marketing de seducción, no es otra cosa que la técnica, la estrategia, la forma en la que las empresas se presentan ante esos ciudadanos que buscan en la red los elementos para formar su opinión, conocer los criterios de otros, informarse sobre las tendencias del tema que les interesa antes, siempre antes, de ponerse en contacto con el proveedor de ese producto o servicio que requiere. El marketing “inbound” respeta la libertad de actuación de ese ciudadano, no le abruma ni le acosa, sino que se muestra para ser encontrado donde puedan buscarle en una relación equilibrada de mutuo interés. Es, sencillamente, la democratización del marketing.
Publicado en el blog de LeadsUp en octubre de 2013