Nos enfrentamos a un nuevo escenario. Aunque deseemos y hagamos muchos esfuerzos para volver a la normalidad sabemos que pocas cosas serán igual mañana o pasado mañana. La amenaza de un nuevo brote, de un nuevo virus como nos alerta la ciencia, está ahí presente. Y por si fuera poco tenemos ya entre nosotros a la pandemia por excelencia que no es otra que la del Cambio Climático.
Ambos fenómenos han empezado a cambiar nuestro modelo productivo, nuestros usos y costumbres laborales y domésticos, nuestra sociedad, en definitiva. Si el COVID 19 lo ha hecho brutalmente en el corto plazo con una medida tan contundente como el confinamiento, por su parte, el calentamiento global nos obligará a llevarlos a cabo más lentamente, pero sin duda con afecciones de mucho más calado. De momento, todavía no somos capaces de calibrar hasta dónde puede llegar la crisis económica, que deja a su paso la crisis sanitaria, ni lo que supondrán los efectos del cambio climático pero dibuja un panorama muy sombrío para numerosos sectores de actividad y, por consecuente y lo que es peor, para millones de hogares.
Por eso, en este nuevo escenario, la comunicación corporativa e institucional tiene mucho que replantearse empezando por considerar, por valorar y tener en cuenta esa situación de una gran parte de la población. Desde un punto de vista ético no podemos ignorar que, lo queramos o no, un buen número de mensajes que emitamos se filtrarán más allá de los destinatarios elegidos y no debemos ahondar en la plasmación de las desigualdades que van a agudizarse durante, me temo, un largo periodo.
En segundo lugar, creo que las reglas del juego también han cambiado, herramientas tradicionales de nuestra acción como, por ejemplo, los eventos (congresos, jornadas, presentaciones, etc.) van a tener que ser reinventadas, administradas con extrema prudencia y siempre con el riesgo de que un rebrote del virus nos obligue a la suspensión.
El ámbito digital, escenario principal de la comunicación
También debemos tener en cuenta los nuevos hábitos que ha traído esta pandemia: como el teletrabajo (que ha venido para quedarse) o la familiarización con los medios digitales de una parte de la población, pienso en muchos mayores, familiarización forzada al ser su único vínculo con sus familiares y amigos. Sí, como señalaba en un artículo anterior, nuestros interlocutores, nuestros clientes, están —y van a seguir estando cada vez más— ahí, al otro lado de la pantalla. El ámbito digital ya era el escenario principal de la comunicación, pero ahora lo será aún más.
La buena noticia para los que trabajamos en el terreno de la sostenibilidad es que cada día está manifestándose con más rotundidad, y con voces muy dispares pero complementarias, que para salir de esta crisis es imprescindible, más que nunca, acelerar la transición a una sociedad más responsable en muchos aspectos pero, especialmente, en lo que se refiere a nuestra relación con el planeta. Desde la Comisión Europea a diversos manifiestos de cientos de entidades y empresas de toda Europa se señala que ahora es el momento de conseguir plantarle cara al cambio climático y al mismo tiempo acelerar la recuperación económica.
Vamos a tener, pues, las empresas de comunicación especializadas en este ámbito la oportunidad de trasladar a la opinión pública, en general, a nuestros grupos de interés, en particular, una buena nueva: hay respuestas, hay oportunidades, hay caminos que recorrer hacia la sostenibilidad. Vamos a tener el privilegio de comunicar la recuperación.